Les Salonnières
COLECTIVO ARTÍSTICO
       Es el nombre del colectivo artístico formado por Celia Prats, Ester Mecías, Laura Cardona, Marta Xibillé y Meritxell Romanos, profesionales del arte, la cultura y la educación. Adoptaron el nombre en honor a Les Salonnières del siglo XVIII, mujeres que abrían los salones de sus casas para invitar a artistas, escritores, políticos, personalidades, etc. y tener así, en cierta manera, el poder para abrirse al conocimiento y mostrarse como sabias, como personas con opinión, con lo que, crearon un espacio de relación y de reflexión. Actualmente forman un colectivo ecléctico que se sustenta en tres grandes pilares que se vinculan y retroalimentan entre sí, performance, educación y arte. "...Enfocar nuestra empresa de una manera interdisciplinar, además de ser una experiencia enriquecedora para todas las partes, como a veces funcionamos por encargo, nos permite obtener la flexibilidad necesaria para adaptarnos así, a diferentes contextos y necesidades..."
Texto St Xavier Octavius
Photo Alessia Laudoni
"Barcelona es un escaparate, centralista, accesible, absorbente y multiple"

Calle de los Pescadores - Barceloneta
"…Retomamos este nombre en ese sentido, al principio seguíamos un esquema similar, nos gustaba organizar salones en los que reuníamos a personas de diferentes ámbitos de las artes y la cultura para establecer distintas conversaciones y debates, esto ha ido cambiando porque evolucionamos y la idea original también se transformó…"

      Los estudios de Bellas Artes y los viajes parecen ser el nexo de unión de estas cinco artistas que, desde su colectivo enseñan y comparten conocimiento de una forma transversal, lúdica y muy personal que cala profundo y deja huella. Celia estudió bachillerato científico y de pequeña quería ser vulcanóloga, sin saber cómo se decantó por Bellas Artes y cree, que en ese momento, realizó el cambio más significativo de su vida. “…Venir a Barcelona para estudiar Bellas Artes fue un gran cambio, de repente en Barcelona, descubrí el mundo...”Ester mientras estudiaba Bellas Artes, y al poco tiempo de conocer a sus compañeras de Les Salonnieres, decidió dejar todo para instalarse en Boston y realizar un intercambio estudiantil. "...Dejé un trabajo, una pareja y todas las proyecciones de vida aparejadas que me había impuesto, fue liberador, fue una experiencia que me cambió la vida..."A Laura, desde muy pequeña, sus padres la incitaron a crecer y aprender viajando sola. “…Desde muy pequeña mis padres me han hecho viajar sola, en cada viaje aprendí algo. Recuerdo especialmente, con mucha alegría un par de viajes que han sido muy emotivos y me han marcado para siempre…”.  Marta es una eterna agradecida al apoyo incondicional de sus padres. “…Mis padres han sido un apoyo fundamental para que pueda lograr mi desarrollo personal, a todos sus niveles, me he podido realizar como persona y en todo aquello que he querido y también vivir la experiencia de estudiar en el extranjero…”. Meritxell también considera que una estancia en Nueva York le abrió la mente y cambió su vida. “…Realicé un intercambio en Nueva York, además de conocer a gente de todo el mundo, comprendí que la universidad funcionaba de otra manera y que existía una actividad alternativa muy intensa que nunca me había planteado que pudiera existir, allí me di cuenta de todas las cosas que existían que aún no conocía…”. Estas cinco catalanas, divertidas, ágiles, extrovertidas, comunicativas, reflexivas, dinámicas y con muchas cualidades más, constituyen un colectivo de artistas que buscan continuamente relacionarse con otros artistas o profesionales de otros sectores y disciplinas, no necesariamente del mundo del arte, eligen hacerlo de una manera lúdica, distendida, festiva que potencia su trabajo y el de quien se asocie con ellas para compartir una experiencia de intercambio y conocimiento. Una visión actual y certera de lo que significa, hoy en día, comprender y valorar la importancia del factor interdisciplinar, todo tiene que ver con todo y generalmente encontramos la respuesta correcta, cuando nos permitimos vincular y exceder los límites, abrirnos a la experiencia y a la búsqueda de la intersección de  las  distintas disciplinas

¿Cómo hacen 5 mujeres para ponerse de acuerdo?
Meritxell: “Sobre todo dialogando, si bien cada una tiene su propias manera de ver las cosas y muchas veces son diferentes, tratamos de llegar a pequeños acuerdos”.
Marta: “Trabajamos juntas hace cinco años, al principio era más fácil y con el tiempo cada una va cogiendo más su rol, su posición y su personalidad dentro del colectivo, antes el consenso llegaba más fácilmente”.
Laura: “Creo que ahora respetamos más las opiniones pero porque también cedemos más”.
Ester: “Ahora cada una tiene un espacio mucho más definido dentro del colectivo que antes no lo estaba tanto, nos hemos situado y esto es lo que nos da voz, además somos amigas, tenemos muchas cosas que nos unen pero de base somos muy diferentes y creo que esa diferencia hace que nos unamos”.
Laura: “Siempre digo que es como un matrimonio pero a cinco, imagínate…”

¿Identifican algún hecho como propulsor de vuestro proyecto? En el 2006, en la facultad de Bellas Artes, casi sin conocernos, trabajábamos sobre nuestra propia obra, la que quisimos presentar en común en una exposición, estábamos en el último año de carrera, cada una ya tenía su trayectoria personal y el último día de la exposición organizamos una mesa redonda con distintas profesoras de la facultad, teóricas y feministas, queríamos conocer su opinión sobre nuestras obras y sobre distintos aspectos de nuestros trabajos que coincidían. La experiencia de la mesa redonda fue muy enriquecedora y sobresalió la experiencia de compartir e intercambiar, debatir, conversar, dialogar, fue con lo que nos quedamos sobre todo al principio. La parte de exposición poco a poco la fuimos suprimiendo y privilegiamos la idea de crear un entorno agradable donde cada uno pudiera expresar su opinión favorecer y promover el diálogo. La idea ha ido evolucionando naturalmente, cuando terminamos la universidad, el escenario volvió a cambiar completamente, nos pusimos a trabajar más como performers y realizando acciones.

¿Qué otros factores detectaron? Ha sido todo muy orgánico y espontáneo pero nos aglutinó el deseo por unir práctica y teoría, veíamos y coincidíamos en que estaban los dos ámbitos muy disociados, no había espacio donde se encuentren y compartíamos la idea que esto no podía ser, era muy extraño y antiguo, por lo cual, al principio, intentamos crear un espacio donde se pudiera trabajar esta relación. En la Facultad de Bellas Artes se promueve bastante el concepto de artista individual y la muestra individual, notábamos que había una carencia, era muy importante conocer que hacían los demás, si hacías escultura no sabías que hacían los de grabado, vídeo, pintura, dibujo o instalación, hubo un momento en que a la gente le parecía importante e interesante y venían a intercambiar opiniones y experiencias con otras disciplinas. Nosotras, como artistas, hemos trabajado con personas de otras disciplinas, arquitectos, otros artistas, y se han producido intercambios muy ricos. Llevamos a cabo proyectos de creación o educativos y siempre nos ponemos en contacto con profesionales de otras disciplinas, el factor relacional nos interesa mucho porque es enriquecedor y productivo y hemos puesto en relación a muchas personas, que de otra manera, nunca lo hubieran estado, es como preparar un escenario, un espacio para generar intercambios. Así detectamos dos factores relevantes, luchar contra la figura de artista individual y promover el aspecto relacional, era nuestra necesidad más básica. Sabíamos que en facultades extranjeras existían estos espacios.



¿Cómo evolucionó el proyecto? Se definieron dos pilares fundamentales dentro del colectivo, la performance y la educación, pero la idea de compartir espacios en la formación, donde la gente pueda estar como persona y tenga su espacio para mostrar su trabajo continúa siendo muy valorado y es la vocación primaria de Las Salonnières. Le otorgamos, en todo lo que hacemos, una gran importancia al cuerpo, así como a la identidad, es un tema con el que estamos trabajando mucho, así, cogemos pequeñas cosas del cotidiano y las revisamos. En estos momentos trabajamos en un proyecto que se llama “Las mujeres barbudas”, nos ponemos bigotes e invitamos a la gente a participar de la performance, es muy vivencial, a partir de un objeto pequeño que parecía no tener importancia, nos dimos cuenta de que no es verdad, tu cara pasa así a ser objeto de opinión pública porque estás exponiendo algo que dentro de la sociedad no está instaurado, incluso está mal visto que una mujer tenga vello, nos interesa vivir la experiencia y compartirla con otra gente, pues su presencia es una de las dinámicas. También en las practicas educativas solemos colocar al estudiante, al sujeto, delante de una cámara y le proponemos que se sitúe moralmente, lo que produce naturalmente en el estudiante diferentes reacciones y dinámicas, es un ejercicio de autoafirmación sólo por ponerse en escena.

¿Encuentran alguna vinculación entre vuestro proyecto y Barcelona? Barcelona nos aglutinó por estudiar todas juntas en la misma Facultad. Sin embargo no creemos que el campo artístico esté preparado, sobre todo, el sistema de becas y ayudas a la producción que tiene preferencias por un perfil de artista, muy definido, en el que nosotras no encajamos. En Barcelona prima el artista de tipo conceptual individual, ese perfil es muy barcelonés. Nosotras somos conceptuales pero utilizamos el humor, la ironía, la parodia, tenemos un componente naïf que cuesta aceptar según como se mire. Tenemos un componente estético lúdico, muy preponderante, que no se lleva, revolucionamos, nos lo tomamos muy en serio, pero al mismo tiempo elegimos que sea con mucha gracia y humor, para nosotras también es muy importante la extravagancia y reírnos de nosotras mismas. Nos exponemos muchísimo delante de la gente que viene a vernos, así proponemos algo diferente a lo que proponen las galerías o los museos. Hay movimiento, la gente se pone nerviosa porque creamos espacios y momentos muy intensos, aquí no se lleva lo lúdico, todo tiene que ser muy serio, reflexivo e intelectual. Nuestras acciones podrían ser conceptuales porque están muy reflexionadas pero nuestras formas no lo son, como mostramos lo que hacemos no lo es, una cosa es el concepto que hay detrás y otra cosas es cómo lo llevas a la práctica. “La estética que hemos cogido es muy pop, de cultura de masas, la solemos combinar con teoría del arte y con la cultura popular, así es como teorizamos y hablamos de arte pero de una manera accesible para todo el público. Algunos de nuestros valores favoritos son la femineidad, la exageración y lo extremo, por ejemplo, en los colores, los tacones, el maquillaje, tenemos una estética muy trabajada que roza con lo kitsch, la cultura de masa, la cultura popular”, agrega Ester.

¿Qué opinan de la creación artística y las tendencias en Barcelona? La mayoría de los artistas están muy desvinculados de la sociedad en general y, cada vez, es mayor el abismo entre la gente, el arte contemporáneo y las prácticas artísticas actuales.  Estamos influenciados por nuestro entorno, es normal que dentro del circuito artístico haya tendencias que se contagien pero creemos que Barcelona es más de absorber y, tal vez, adaptar tendencias al contexto, que tener la capacidad de generarlas.