Isaac Marcet
FUNDADOR DE PLAYGROUND
       Es de Barcelona y dos rasgos vitales de su personalidad, la melomanía y una actitud claramente emprendedora, le permitieron comprender la posibilidad de transformar su pasión por la música en un proyecto cultural y en su empresa, así, gracias a su visión de proyecto, se convirtió en el fundador y responsable de Playground, la primera revista digital de música de tendencia, fundada en 2008 y que, en menos de 5 años, además de obtener diferentes premios, supo posicionarse como medio digital de referencia en la materia.
Texto St Xavier Octavius
Photo Alessia Laudoni
"Barcelona está volviendo a empezar"

MACBA - Raval
"…Si Barcelona pasa de ser una ciudad moderna en los ‘90 a una  ciudad atemporal en la actualidad, es porque ya no hay pasión por el futuro, sino, más bien, una nostalgia del pasado…"

     Asegura que ahora mismo, su vida es puro trabajo pero que antes de sumergirse en la vida microscópica que le exige Playground se tomó dos años sabáticos para viajar, vivir, trabajar en diferentes sitios y, de esta manera, acumular experiencia y siempre vinculado al ámbito de la cultura. De Barcelona, a Londres, Nueva York, Mallorca e incluso al maravilloso pueblo de Cadaqués, tal vez el de mayor encanto de la Costa Brava. “…Antes de dedicarme de lleno a Playground he pasado mucho tiempo viajando, muy errante aunque los últimos 5 años estuve muy quieto, viajando por obligaciones laborales y sobre todo mentalmente porque Playground requiere una experiencia mental gigantesca...”

¿Playground cuándo, cómo y por qué? Playground nace con el objetivo de convertirse en el primer medio de tendencia musical, líder de España, había muchos blogs pero muy pocos serios, que no terminaban de tener la misión que yo deseaba que tuviera Playground, la de ser un medio generacional vinculado al mundo de la música, lo logramos, apostamos seriamente desde el principio no como algo amateur, sino como algo serio, con inversores con una estructura sólida detrás y, poco a poco, fuimos logrando diferentes hitos que consolidaron la propuesta. En el 2009 recibimos el premio a la mejor publicación on line por El País. También hemos sido el único medio on line asociado a festivales como el Sonar, el Primavera Sound o el FIB y tengo una residencia en radio 3 como comentarista musical. Partimos de la música como disciplina y finalmente logramos establecer a Playground como un magazine cultural. Al principio nos ocasionaba pudor y respeto saltar de la música a otros ámbitos de la cultura porque no queríamos hacerlo de forma amateur, queríamos realmente colaborar con gente experta y con líderes de opinión. Primero nos consolidamos en España con premios que nos avalan como referencia, consolidamos el producto con el que logramos estar contentos dos años y medio más tarde, experimentamos, desarrollamos propuestas e ideas y todo desembocó en lo que es el día de hoy, redacción en Londres y Berlín y un contenido bilingüe en castellano e inglés.

“…Playground se consolidó como la gran preferencia on line en materia musical trendsetter, para nosotros on line significa canal líder, es el único soporte que te permite llegar a tanta gente…

¿Cómo defines Playground? Playground es futuro.

¿Por qué crees que Playground es una publicación referente? Nosotros decimos que somos referentes porque no existe otro producto igual o similar en el mercado. Tenemos una ambición de publicación de contenidos muy superior a la media con esto quiero decir que detrás tenemos una estructura empresarial que permite publicar 35 contenidos diarios, noticias, columnas de opinión, reportajes filmados, artículos, críticas, queremos informar sobre todo aquello que consideramos relevante del mundo de la tendencia, no se nos puede escapar nada, no nos los permitimos, todo lo que es relevante lo comunicamos. Por otro lado, cualitativa y cuantitativamente, somos la revista con más tráfico.

¿El sector musical barcelonés o catalán qué te sugiere? El mundo del pop de todo aquel indie vinculado al pop, al folk, somos testigos de un gran boom con bandas como Mishima, es un pop realmente catalán, un producto autóctono, interesante y fascinante pero lamentablemente por razones obvias es muy limitado.

¿Identificas algún rasgo catalán o barcelonés en materia musical? Estamos en tiempos donde prima una tendencia general de mirada retronostálgica hacia el pasado cultural, no existe en Barcelona una tendencia local completamente novedosa o rupturista como tampoco existe en muchos sitios. Pareciera que estamos condenados a mirar hacia el pasado, Google y Youtube son como esa gran biblioteca de Alejandría dónde todo cabe, todo es posible, prima el pasado sobre el futuro porque tiene más peso, más datos, más información, también es más fácil visitar el pasado que el futuro.

Existe una tendencia global denominada back to basics, en dirección de la necesidad de comprender el origen, ¿crees que esta tendencia se proyecta al sector musical? Sí, convergen dos factores muy importantes, esto comenzó hace unos diez años, no con Internet sino con la génesis de Internet en la sociedad o como herramienta de consumo. Por un lado Internet te brinda la posibilidad de estar conectado a todo pero ¿qué significa “a todo”? Tanto al presente como al pasado, pero ocurre que el pasado pesa mucho más que el presente porque existe más contenido por lo que Internet te remite inexorablemente más hacia el pasado que hacia el presente porque tiene más peso por una cuestión de cantidad e Internet se guía por la cantidad no por la calidad, sobre todo se guía por la cantidad, la calidad la mide a través de hyperlinks, cuanto más tiempo tiene una página, se sitúa en los rankings de Google con mejor posición. El otro factor clave es el miedo al futuro, la velocidad que toman los cambios tecnológicos son exponenciales, ya lo vaticinó un gran tecnólogo como Raymond Kurzweil, la tecnología no sigue una evolución lineal como la biología humana, que es lineal y evolutiva, por el contrario, cada año se multiplica de forma exponencial por el triple o el cuádruple de lo que se predijo que en veinte años la escala, la gráfica de crecimiento, pasará repentinamente de una línea ascendente a una línea vertical, esto significaría que no sabremos dónde estaremos ni hacia dónde iremos. En áreas como la nanotecnológica, la neurociencia o la computación cuántica, habrán incidido tanto socialmente, que cambiarán la sociedad por completo, por lo tanto yo creo que ya estamos viendo esto, lo estamos intuyendo y existe este miedo porque provoca un vértigo enorme pues se pasa de una velocidad determinada a, repentinamente, una que es tres o cuatro veces superior y eso siempre provoca miedo y este miedo es lo que causa esa necesidad de volver al pasado, hacia los valores tradicionales, hacia la seguridad, hacia lo conocido porque esto es desconocido, da miedo, es pura oscuridad…



Y en la música… Sí, sí, absolutamente, estoy muy de acuerdo con Jacques Nathalie, el decía que la música es un arte por definición oracular y es la primera de las artes capaz de intuir los acontecimientos que podrían ocurrir.  La música lleva mucho tiempo intuyendo esto y sobre todo si interpretamos lo que es puramente musical piensa que, en los ‘90, fue una explosión futurista y de música electrónica, por ejemplo, el concepto de Rave era algo súper futurista, para la droga sintética, la tecnología, la moda cyber, un canto al futurismo, al mundo del mañana, eso fue tan radical, tan rupturista, tan peligroso también, que mucha gente se ha quedado por el camino…, mucha gente terminó quemada por ir demasiado rápido, es como el vuelo de Ícaro, llegó un momento que las alas de una generación se han quemado y ha precisado volver al folk o al pop, gente que antes vivía escuchando a Johann Base, música techno o iba a los clubs, ahora lo que hace es escuchar tranquilamente, en su casa, un disco de Bon Iver, un disco de Mishima, existe un hartazgo generacional por haber ido demasiado rápido.

¿Y en este contexto que ocurrió con la producción musical? Sobre todo, en los diez últimos años, hubo una vuelta al folk, a las guitarras acústicas, todo lo que es campestre, con sabor a campo, como te decía antes, creo que se debe a una convergencia de factores, por un lado Internet que te traslada al pasado continuamente por otro, el gran miedo al futuro.

Y si después de esta reflexión, volvemos sobre el rasgo catalán en materia musical… Si hablamos de una cuestión estrictamente sónica no creo que exista, porque Mishima, es de aquí pero se inspiran en grupos como The National o Antonia Font es local pero hace lo que podría hacer cualquier americano de Michigan pero claro, en catalán. Lo que sí detecto como elemento recurrente es que, en algunos artistas, sí que encuentro un aroma psicológico o espiritual más que estilístico, barcelonés, por ejemplo, del disco de Jon Talabot, que es maravilloso, alguien de Escandinavia no se daría cuenta de esto pero alguien que vive en Barcelona sí que se podría dar cuenta, tiene un punto gótico, melancólico, oscuro, que es muy barcelonés, hay una mística barcelonesa, la nostalgia barcelonesa, si Barcelona pasa de ser una ciudad moderna en los ‘90 a ser una ciudad atemporal en la actualidad, es porque ya no hay pasión por el futuro, sino, más bien, una nostalgia del pasado… Es un fenómeno mundial pero como Barcelona tiene un perfil trendsetter ha sabido ver antes que en otros sitios que esto estaba ocurriendo. Estoy seguro, por ejemplo, que ahora en Brasil o China no hay tiempo para la nostalgia porque son economías emergentes que tienen que crecer y están en plena explosión pero claro, nosotros estamos en Occidente y estamos en un momento cultural de cierta decadencia, que no evoluciona, una cultura muy antigua en cuanto a tiempo e historia que está de vuelta y muy quemada.

Barcelona ciudad trendsetterBarcelona supo ser una ciudad trendsetter que dejó de serlo por una cuestión de entusiasmo general, una cuestión espiritual me refiero, una cuestión intelectual, de entusiasmo generacional.  Socialmente se vive un hartazgo con la escena de clubs y la cultura de baile en general. La cultura de baile en los 90 fue lo más futurista que hubo, lo que más miraba al futuro, creo también, que políticamente se han querido separar demasiado del centro de España y eso nos ha regionalizado mucho y nos ha convertido en misántropos y autistas y esto, lamentablemente, quieras o no, hace mucho daño, nos cegó a muchos factores, económicamente también ha hecho mucho daño, este también puede ser un factor clave, determinante, pero lo que le ha pasado a Barcelona, es lo que le ocurre a todo el mundo, lo que le ha pasado a muchas ciudades, en definitiva, son ciclos. Tal vez además aquí, se hizo demasiado marketing y se vendió algo que no teníamos, un producto que no era tal, cuántos genios hay en Barcelona, cuántas tendencias reales nacieron en esta ciudad y cuáles son sus embajadores…

Pero Barcelona en material musical supo y sabe ser referente… Existen dos factores musicales relevantes que han conseguido lograr una escena y un producto cultural diferencial y económico, uno, e incluso antes que Berlín, la escena de clubs que existió en Barcelona muy potente e interesante, una generación que creció con la Sala Apolo o el Moog, eran realmente verdaderos templos culturales donde había que estar porque cada noche ocurría algo interesante con un Dj que era algo innovador y evangelizador, no como ahora que la figura del Dj está denostada y caduca, ahora todos son Dj, en los ’90 existía un concepto subversivo y mesiánico, eran personas catalizadoras de tendencias, ahora esta escena de club como tal en Barcelona no existe, en Londres sí. Londres es el único lugar en el mundo que sigue mirando hacia el futuro y Berlín que hace 10 años, miraba hacia el futuro se estancó y quedó en una especie de limbo.  El minimal techno ya no mira hacia el futuro, se ha quedado estancado y es en la escena dubstep, a pesar de que ya estamos en el post dubstep donde está lo más innovador y esto, principalmente, nació en Londres. Retomando la línea anterior, de esa escena de club bestial, de los 90, nace el Sonar, el festival más moderno, en su momento, del mundo, un producto puramente barcelonés, a pesar de que los artistas, en general, no eran de Barcelona y eso es lo curioso y, justamente, creo que es un rasgo barcelonés que, tal vez, no encontremos artistas relevantes aunque sí muy buenos curators y ahí es donde entra la función de un festival como el Sonar o de un festival como el Primavera Sound, son festivales con un curatorship único en el mundo, por ejemplo, para mí no hay mejor festival de música indie que el Primavera Sound y no ha habido aún, en todo el mundo, mejor festival de música electrónica que el Sonar. Ambos se apoderaron de un universo muy específico, muy concreto, con un gusto excelso, con un trabajo en los detalles único y con una mezcla de tendencias y estilos fascinantes.

¿Existe algún factor que haga único al Primavera Sound? Lo bueno del Primavera Sound es que supo coger el boom de la música indie, de hace diez años, que en los ‘90 no era tan relevante como lo supo ser en la primera década del siglo XXI, el festival que supo coger ese boom, percibir esa relevancia, ver ese nicho, ha sido el Primavera Sound, con nombres y referentes que han moldeado la cultura indie pero también la cultura retro, por ejemplo, Arcade Fire, no deja de ser algo muy retro, eso no significa que sea malo, porque si actualmente viajamos al pasado a través de Internet es que hay algo moderno en ello. Deberíamos pensar en la visión hipnagógica de la música, en el concepto de hypnagogia, mirar hacia el pasado pero desde una óptica totalmente distante, no retro al 100%, fantasmagórica, onírica, muy distanciada y esto es sobre todo, lo que ha traído como consecuencia el Primavera Sound, una visión moderna sobre el pasado.

¿Algún otro rasgo o tendencia que percibas?Existe una tendencia que está realmente dando que hablar en Barcelona y que es el revival de la música house, como por ejemplo Jon Talabot, que para mí, en estos momentos, es la mente más superdotada de la música y la cultura de Barcelona, junto con Pional  Delorean y el sello Hivern. Jon Talabot es la mente más inspirada del ámbito musical y cultural barcelonés porque ha conseguido crear con “Fin”, su último disco, una obra que en definitiva no deja de beber de muchas fuentes del pasado pero que tiene un acento muy barcelonés, ese punto gótico, melancólico, muy representativo. Al estar al lado del mar la humedad crea un ambiente psicológico un poco represivo a veces y eso en la música del Talabot se nota. También esa mística que veo muy barcelonesa, esa seriedad con que nos tomamos las cosas y a nosotros mismos, no como en Madrid que existe el chascarrillo permanente y la gente no se toma en serio y es una personalidad más exterior que interior. En Barcelona hay una vida más interior que exterior, existe esa mística de la vida interior y la música de Talabot, es un gran referente. Delorean también ha sido un gran referente de la imagen de Barcelona, pero tal vez de la imagen más soleada, menos oscura. El Guincho exactamente igual que además tiene mucho mérito porque está tendiendo puentes con Bjork que es una artista que no deja de ser referente aunque su discurso musical flaqueó, con el tiempo, pero su discurso conceptual es insuperable. Yo personalmente estoy muy entusiasmado con las actividades del sello Hivern que regentea Jon Talabot que está produciendo a gente como Pional, creando una música electrónica relacionada a la música indie vinculada al pop con el krautrock alemán muy, muy potente…

¿Existe una vinculación de Playground con Barcelona? Sí, evidentemente, sin lugar a dudas. Yo soy hijo de los ‘90, de esa visión moderna y futurista, soy hijo del Sonar y de algunas tendencias que se cultivaron y explotaron aquí en los ‘90 y eso es una visión que se me ha tatuado, una visión que mira hacia el futuro, hacia la modernidad, hacia la innovación, una mirada subversiva y distinta de la realidad y eso evidentemente ha moldeado mi forma de ver las cosas. Si hubiera sido adolescente en el 2000, seguramente tendría una visión más retronostálgica, menos valiente. Esa visión que adquirí en los 90 aún la mantengo, Playground es un escaparate de tendencias, si la tendencia es retro, es retro y eso es así pero tenemos el impulso espiritual de mirar hacia delante y valoramos sobre todo por encima de cualquier propuesta aquellas que son innovadoras, vanguardistas, distintas, por ejemplo, las listas de lo mejor del año, posicionamos muy por encima, a artistas como The Weeknd que han revitalizado la escena r&b vinculado con el indie americano o productores como Rustie que con su nuevo disco ha hecho una música completamente manga, proyectó el universo manga a la música, un universo muy Murakami colorido, hiperexagerado, primamos y apoyamos este tipo de visiones, de propuestas, por encima de otras.