Iria Rodríguez
ARTISTA VISUAL
       Iria Rodríguez es artista plástica. Nació en La Coruña. Su muestra, “Viajes extraordinarios”, de corte surrealista, presentada recientemente en Barcelona, abre una puerta a mundos imaginarios, donde realidad y ficción se amalgaman y, se potencian y refuerzan debido a una trama consciente, acondicionada de manera equilibrada, por elementos inconscientes. Rodríguez, con sus grabados y esculturas logró, de forma coherente y natural, que el espacio expositivo se convierta en una especie de sueño real y transitáramos así, una experiencia onírica, altamente poética. Quisimos conversar con una artista plástica que alimenta y transforma fantasías en universos y piezas singulares, además, estéticamente atractivos, estimulada y motivada, entre otras cosas, por la naturaleza gallega natal y la compañía de Lucas, su burro…
Texto St Xavier Octavius
Photo Melissa Adams
"…Barcelona es muy sexy, como un nuevo amante al que te entregas con curiosidad…"

  
"…me suelo dar cuenta que se me han colado, sin que yo lo consintiese, muchas de las emociones que, habitualmente, están muy escondidas. Creo que hay algo de trance en el proceso creativo…"

¿Desde cuándo eres consciente de ser la escultora que estoy entrevistando y por qué?No puedo decirte un momento exacto, he tardado mucho en definirme. Aunque desde muy niña estaba bastante claro que mis aptitudes apuntaban hacia el terreno del arte, no sabía hacia qué disciplina. El caso es que durante los primeros diez años de profesión, recién salida de la escuela de artes, mi trayectoria se centró en la escultura, la he tocado en casi todas sus posibilidades, resinas, polímeros, cerámica, cementos, metal... He tenido fundición de bronce, formatos seriados, obra monumental y, aunque, por aquel entonces, no me atrevía a definirme como escultora porque pensaba que era una definición que me quedaba grande, supongo que el tiempo ha hecho el resto…

Por tu formación y trabajo te definiría como artista plástica, sin embargo, veo que, a veces, te defines como artista visual otras, como escultora ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia?  Como te comentaba, durante más de diez años, me he centrado casi exclusivamente en la escultura. En la escultura, además, entendida en su formato más académico. Y es en este medio, en el que me encuentro más identificada pero, desde el 2008 a esta parte, he descubierto otras disciplinas que me apasionan, como, por ejemplo, el campo de la gráfica contemporánea, la ilustración. Digamos que nos hemos descubierto mutuamente y así, he obtenido diferentes becas que me han mantenido en un contacto casi permanente con la técnica. Gracias fundamentalmente al apoyo que me brinda Fundación CIEC (Centro Internacional de la Estampa Contemporánea de Betanzos, A Coruña), que es un espacio de trabajo asombroso del que nunca quieres salir. Al incorporar nuevas técnicas, combinadas con las piezas escultóricas en mis exposiciones, ha cambiado mi manera de entender la escultura. Ahora me interesa jugar con todo el espacio expositivo, en su conjunto, a modo de instalación. Combino técnicas, texturas, elementos de sonido, piezas aéreas con otras muy sólidas, piezas de mobiliario. Soy muy curiosa e inquieta, y tengo siempre mil proyectos pendientes. Ahora, también, me gustaría incluir piezas de vídeo en mis proyectos o acercarme más al libro de artista. Creo que el término “artista visual” es el que más se acerca al tipo de profesional que me gustaría ser.

Identifico elementos recurrentes en tu obra, ¿existe una intención narrativa consciente? Puede ser. En realidad sí existe esa intención, pero el inconsciente, que es como arena entre los dedos, como el polen en primavera, siempre termina por impregnar cada cosa que toco. Comienzo una pieza de una manera muy pensada, en el que mi parte consciente y analítica toma las decisiones pero, cuando la termino me doy cuenta de que se me han colado, sin que yo se lo consintiese, un montón de las emociones que, habitualmente, están muy escondidas. Creo que hay algo de trance en el proceso creativo.

¿Tus piezas surgen a partir de la reflexión o eres más de la improvisación? Siempre de la reflexión. Por mi carácter descarto la improvisación, me estresa. Sé que siendo así, en ocasiones, en especial durante el proceso creativo, pongo límites a mi trabajo. Podría sonar contradictorio cuando lo más interesante de mi trabajo, es la libertad pero, no puedo evitar ser prudente. En otros aspectos de mi vida sí, soy más impulsiva. Creo que la tensión, entre ambas posturas, es algo que está muy presente en mi obra.

¿En qué dirección se ejecuta, usualmente, el proceso de inspiración, de adentro hacia fuera o de afuera hacia adentro? En mi caso, de afuera hacia adentro. Busco entre mis objetos fetiche, mis libros preferidos, mi entorno natural, mis autores predilectos… En noviembre, por ejemplo, preparé una serie de grabados, en pequeño formato, para presentar en “Dress Your Wall” de Miscelánea Barcelona. Realicé bocetos, durante días, para trasladar ideas, a la plancha de madera, para estampar xilografías. Para crear un entorno agradable, además de mi taza de té con leche, de la que soy inseparable, puse un audiolibro de Verne, 20.000 Leguas de Viaje Submarino. Yo buscaba mi iconografía reciente, una serie de personajes híbridos, de corte surreal, inspirados en el bosque peor, mi mente estaba dentro del Nautilus con El capitán Nemo. Así, sin quererlo, de repente empezaron a brotar cuernos de narval, patitas de octopus, elementos de navegación... Es como si a mis personajes les resultase extremadamente fácil, mutar amoldándose con placer al nuevo entorno. Creo que el espacio en el que trabajo, en cada serie, influye enormemente en los resultados.



Vives en medio de la naturaleza ¿de qué manera influye esto en tu obra? Creo que bastante. Digamos que mi búsqueda discursiva se mueve, a menudo, en el análisis del panorama artístico contemporáneo pero, también existe una intención premeditada en dar una pátina gastada, victoriana, en ocasiones más pop o lowbrow, en otras, y así, concretar un lenguaje personal. Pero lo que se autogenera de manera casi inconsciente, en el modo que antes te comentaba, esa impronta en la narrativa tan marcada, eso aparece en mi trabajo claramente influenciado por el entorno en el que me muevo habitualmente y en la manera en la que crecí. Recuerdo volver a casa de niña en verano, después de rodar por todos los campos que abarcaban mis “dominios” con un olor muy característico a hierba cortada, a arena de río, a tierra fresca... lo apreciaba mientras mi madre me ponía a remojo en la bañera antes de cenar. Supongo que la influencia del entorno en la obra es algo así, que no te das cuenta hasta que estás relajado poniendo distancia con ella.

¿Qué ocurre con lo que sucede más allá del bosque, repercute también de alguna manera en tu obra? Para mi más allá del bosque está la ciudad. Dónde todo ocurre rápido y en abundancia. Dónde encuentro el espacio en el que medirme con mi tiempo, con el que me ha tocado vivir. Me encanta visitarla, zambullirme en el ritmo, verlo todo, probarlo todo, conocer un montón de gente, empaparme de la esencia que rezuma, tan diferente en cada una. Me entrego a ellas como una niña con un nuevo juguete. Y si, es fundamental para mi trabajo. Es muy importante conocer en tiempo real lo que ocurre en el campo de la cultura contemporánea, y eso sucede en las capitales. Es el lugar en el que encontrarme con el público, dónde mis actores, mi troupe, sale a escena.

¿Fantasía y realidad a partes iguales? Sí, casi no las distingo.

¿Reconoces algún hito en tu carrera? Sí, la semana que pasé con Antonio López, hace un año, durante la Cátedra Ciudad de Albacete que él impartía. Ha sido muy enriquecedora, fue muy emocionante para todos los seleccionados. Primero fui al Thyssen a ver su retrospectiva y a la mañana siguiente, con él, estuve abrumada... Mi próximo reto personal será en octubre. Estaré, durante dos meses, como artista residente en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo de A Coruña) desarrollaré un proyecto personal.